Pedagogía "verde"


¿Porque jugar en la naturaleza? Pedagogía “verde”



1- Perspectiva ecológica
Es indudable que el planeta sufre el impacto de la conducta humana, especialmente de las últimos centenares de años y que estas conductas se arraigan en una perspectiva de las cosas, que actualmente está fuertemente arraigada en nosotros, aun sin quererlo y sin ser conscientes de ello. Algunas de estas premisas que podrían mencionarse son la visión del ser humano por encima del resto de seres y elementos, la visión utilitarista del planeta, con la naturaleza como fuente de productos a adquirir y la pérdida de la noción que muchas civilizaciones antiguamente tenían, del planeta como ser vivo, como madre. (Freire, H. 2011)



El acercamiento actual a la naturaleza suele darse de varias maneras, como la impulsada por actividades ecologistas, que tienden a hacerlo desde una perspectiva cognitiva, quizás con la culpa como única emoción acompañante, transmitiendo la sensación de deber, de obligaciones que se introducen en nuestra vida (hay que reciclar, no desperdiciar el agua, etc...). . O bien, acudimos a un entorno natural como modo de “desconexión” y descanso, pero tendemos a hacerlo muy equipados, de una manera protegida, trasladando numerosos elementos de confort urbano (tumbonas, neveras, colchones). A veces puede darse acercamiento a lo natural en actividades deportivas o de aventura que buscan el cumplimiento de metas y objetivos de superación personal, pero que no siempre conllevan un cuidado del entorno y la conexión con él, sino a veces todo lo contrario. En la infancia, las familias influidas por conceptos erróneos, previene el contacto, asimilando la naturaleza con lo riesgoso, lo sucio, lo infectado. La sociedad propone añ niño, por otro lado, una idea de naturaleza ajena completamente a la realidad del niño: imágenes de leones, jirafas, selvas, que además suelen encontrarse siempre de modo “humanizado”.
Por todo ello, es evidente que se puede estar “cerca” de la naturaleza sin que exista real conexión emocional con ella y sin que se produzca un sentimiento de pertenencia. Se puede concluir, como escribe el educador David Sobel que “...debemos permitir que los niños se acerquen y amen la naturaleza, antes que pedirle que la salven. Solo se cuida aquello que se ama” (Sobel, 1996).




2- Perspectiva del desarrollo
El alejamiento del mundo natural nos repercute no solo en términos globales, a través de la contaminación, el cambio climático, etc, sino también de manera directa en nuestra salud y estado de ánimo. En el desarrollo en la infancia, los efectos están siendo ampliamente estudiados, y son múltiples.

R. Louv (2008) describe recientemente los efectos del alejamiento del mundo natural en la infancia, denominándolo Trastorno por Déficit de Naturaleza. Estos efectos estarían mediados por hechos que se producen inevitablemente al alejarnos del entorno natural, como por ejemplo:
- Pérdida de espontaneidad y alegría, acarreada en parte por dificultad en diferenciar lo fundamental de lo superfluo.
- Ritmos alterados, especialmente los niños, quienes no experimentan casi la oscuridad en la noche, sienten amortiguados los cambios de estaciones, ya que intentamos otorgarles una temperatura estable. Los únicos ritmos temporales que perciben son los de un breve día, horarios que cumplir. Muy alejados de los ritmos pausados de lo natural, que se rige por periodos cíclicos, lentos, que cambian los paisajes, los frutos que maduran, los climas.
- Sensibilidad limitada: El exceso de estimulación a la que estamos sometidos (a través de pantallas, publicidades, cantidad exagerada de juguetes), su intensidad, su falta de relación con experiencias directas y su focalización en la visión cercana y el oído, genera que los sentidos se estrechen fisiológica y psicológicamente. Los cambios continuos y su rapidez nos obligan a mantener una atención puntual y secuencial, y una concentración estrecha que nos fatiga, y en los niños puede manifestarse con irritabilidad, agitación, impulsividad y dificultad en concentración.
- Salud física y mental: La falta de espacio y el exceso de tecnología en la infancia, genera falta de movimiento. Además de ser un evidente factor de riesgo para la obesidad, hay muchos estudios que relacionan de manera directa el movimiento con la salud, la capacidad de relajarse y el desarrollo cognitivo, y la destreza motora con la autoestima y la autoconfianza. Su falta en la infancia genera consecuencias negativas innegables.



Se han descrito innumerables beneficios para el niño al que se le permite el juego en la naturaleza de manera regular. Randy White (2004) realiza una revisión bibligráfica en su artículo “Young children's relationship whit nature: its importance to children's development & the Earth's future” (2004) , resumiéndolos de la manera siguiente:
  • Favorece la concentración en niños con síntomas de TDAH (Faber Taylor et al. 2001).
  • Puntúan mejor en pruebas de concentración y auto-disciplina (Faber Taylor et al. 2002, Wells 2000).
  • Muestran motricidad mas avanzada, incluyendo coordinación, equilibrio y agilidad, y se enferman menos frecuentemente. (Fjortoft 2001, Grahn et al. 1997).
  • Su juego es más diverso, con juego imaginativo y creativo que fomenta las habilidades de lenguaje y colaborativas. (Faber Taylor et al. 1998, Fjortoft 2000, Moore & Wong 1997).
  • Mejora el desarrollo cognitivo al mejorar las habilidades de observación, razonamiento y toma de conciencia. (Pyle 2002).
  • La naturaleza amortigua el impacto de estrés y ayuda a los niños a manejar la advesidad. (Wells 2003).
  • Reduce o elimina la conducta antisocial como actitudes de agresividad, acoso de pares, vandalismo y abentismo. (Coffey 2001, Malone & Tranter 2003, Moore & Cosco 2000).
  • Ayuda a desarrollar el poder de observación y creatividad, e imprime el sentimiendo de estar en paz y ser uno con el mundo. (Crain 2001).
  • Experiencias tempranas en la naturaleza han sido positivamente relacionadas con el desarrollo de la imaginación y la capacidad de maravillarse, un importante motivador para el aprendizaje a lo largo de la vida. (Cobb 1977, Louv 1991, Wilson 1997).
  • Los niño/as presentan más sentimientos positivos hacia otros. (Moore 1996).
  • Estimula la interacción social entre niños. (Moore 1986, Bixler, Floyd & Hammutt 2002).
  • Influye positivamente en el desarrollo de la independencia y la autonomía. (Bartlett 1996).
  • Menor tiempo pasado en el exterior incrementa riesgo de miopía. (Nowak 2004).
También existen estudios que describen el impacto positivo del juego en la naturaleza sobre la percepción y la integración sensorial, al permitir que los estímulos ambientales se capten a la vez por todos los sentidos, de manera coherente y consistente, sostenida y sutil. (Sobel 1996, White 2004, Nabhan y Trimble 1995)



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Fins aviat!

Hola familias y amig@s de la naturaleza! Queremos informaros que la escuela bosque A Lloure ha parado sus actividades y que de momento no ...